En muchas ocasiones la agorafobia comienza con un ataque de pánico para después convertirse en el mecanismo para evitar esos ataques. Nos encontramos ante una ansiedad muy compleja, una ansiedad extrema, exagerada, de estar en situaciones o lugares de los cuales uno piensa que no va a poder escapar.
Muchos afectados por este estado intenso de ansiedad sienten auténtico temor a abandonar un lugar que consideran su protección, como el hogar, o una persona. Esa separación puede causarle un intenso malestar y puede escalar hasta convertirse en un ataque de pánico.
Afortunadamente hay tratamiento para esta condición, además de medicamentos muy efectivos, y terapia psicológica, ejercicios respiratorios; etcétera. La agorafobia se puede controlar y, sobre todo, mientras más temprano se comience el tratamiento mucho mejor.