La agorafobia resulta altamente incapacitante a la hora de desarrollar una vida normal, tanto en el ámbito personal como en el laboral, ya que hay incluso personas con este problema que deciden no salir de casa por el miedo a tener ganas de ir, por ejemplo, al baño y no encontrar un aseo público. Si todavía no te has animado a acudir a un psicólogo, quizá te gustará saber que… Al principio, estos enseñan al paciente cómo él mismo se genera esos síntomas por su forma de pensar. Al prestarle tanta atención a la información amenazante, e interpretarla siempre de modo negativo o catastrófico, hace que los síntomas de ansiedad vayan creciendo. El afectado tiene que aprender a no dedicarle tanta atención a esos síntomas y, si aparecen, no interpretarlos de manera tan horrible. El especialista nos ayudará a sentirnos poco a poco capaces de enfrentarnos a esas situaciones comprometidas y a recuperar la seguridad en nosotros. Las técnicas de relajación y de desactivación serán también muy importantes, además de otro tipo de recursos: como la práctica deportiva, por ejemplo. No suele ser necesaria la medicación en este tipo de pacientes, a pesar de que la gran mayoría acude a su médico de cabecera y este les receta antidepresivos o ansiolíticos, que por supuesto no curan la agorafobia a largo plazo, como sí lo puede hacer la terapia cognitivo-conductual.